Cómo curar el ombligo de un recién nacido
El cordón umbilical es el conducto por el cual se alimenta el bebé cuando se encuentra en el vientre de su madre, al nacer, es cortado ya que el recién nacido comenzará a alimentarse de otra forma. Ahora bien, este no se retirará por completo, sino que los doctores o la matrona, dejarán un aproximado de cuatro centímetros para dar paso a la formación del ombligo. No obstante, para evitar algún tipo de infección, debemos curarlo y protegerlo a diario, y nosotros te enseñaremos los pasos para lograrlo con éxito.
Es un proceso completamente natural, donde el restante del cordón umbilical se autodestruirá secándose por completo, para luego desprenderse del cuerpo del bebé. Será un proceso muy rápido, ya que solo bastará un aproximado de ocho a diez días para que culmine por completo. Existirán algunas excepciones, como, por ejemplo, los niños nacidos por cesaría cuyo tiempo de sanación será entre los doce a los quince días después de nacer.
Ahora bien, después de que el cordón umbilical se caiga va a dejar una pequeña herida expuesta que debemos curar con mucho cuidado durante un estimado de tres a cinco días hasta que cicatrice. Es decir, que por un lapso de once a veinte días vamos a proporcionarle cuidados para procurar que el ombligo se desarrolle correctamente.
Aprende a curar el ombligo de un recién nacido en pocos y sencillos pasos
Mantener el ombligo de tu bebé limpio y sano va a representar un proceso muy fácil y rápido, sin embargo debes tener mucha delicadeza y paciencia para poder realizarlo de la mejor manera. Ahora bien, existen dos alternativas diferentes que puedes emplear, y te enseñaremos a ejecutarlas.
Comenzamos con la manera que todas las abuelitas conocen, puesto que es la una técnica milenaria de curar el ombligo de un recién nacido. Para ella vamos a necesitar materiales como gasas estériles, una venda, faja o malla de red, solución fisiológica o suero, y alcohol de 70% u otro antiséptico que no contenga yodo como la clorhexidina.
Obviamente el primer paso será lavarnos muy bien las manos con agua y jabón antes de comenzar a manipular al niño. Normalmente, los doctores colocan un apósito o una gasa en el ombligo del bebé a la hora de nacer, para hacer la curación en casa, debemos retirarla. Para ello necesitamos empaparla con solución fisiológica o suero para después quitarla con mucho cuidado sin halar ni lastimar. En caso de no contar con este material, podemos utilizar algún antiséptico o agua hervida o purificada a temperatura ambiente.
Agarraremos una gasa estéril y la mojaremos con el antiséptico o el alcohol, la cual emplearemos para limpiar la zona. Con mucho cuidado debemos realizar pequeños toques en la piel que se encuentra alrededor del cordón umbilical, procurando no maltrata la zona. Preferiblemente, con una mano sujeta la pinza para levantar el cordón y con la otra mano tomas la gasa para limpiar. En este punto se recomienda utilizar cualquier antiséptico que sea transparente puesto que es menos abrasivo y no manchará la piel del niño, por lo que podremos observar mejor la evolución de la herida.
El siguiente paso consiste en agarrar una gasa nueva y completamente seca para eliminar todos los restos de liquido que se encuentren en la herida, a través de toques suaves y constantes. Debemos repetir el mismo proceso, tomando una gasa y secando nuevamente para asegurarnos que la zona esté limpia. Este será uno de los más importantes para resguardar la salud del bebé, puesto que no secar adecuadamente la herida puede producir múltiples infecciones, retrasa la cicatrización y produce que la herida no sane correctamente.
Para finalizar, tomamos una gasa estéril seca y la vamos a utilizar para envolver el cordón umbilical y sus alrededores, creando una especie de apósito. Después colócale el pañal al recién nacido como de costumbre, pero sin que este ejerza mucha presión para evitar molestias. Debes dejar la pinza por fuera del pañal para que se aireé y mejore la cicatrización.
La otra técnica consiste en limpiar el ombligo cuando estemos bañando al recién nacido. Para ello, debemos procurar que el agua se encuentre completamente limpia, purificada y con una temperatura adecuada para el pequeño. A la hora de aplicar jabón, se debe realizar con una gaza y con pequeños toquecitos que retiren todas las impurezas. Se enjuaga la zona con mucho cuidado y se seca minuciosamente hasta retirar todo rastro de humedad. Solo resta realizar un apósito, colocarlo como te enseñamos en la técnica anterior, y cubrir.
Sin duda alguna, puedes escoger el método que te parezca más practico y seguro, solo debes recordar que debes cuidar muy bien la herida para evitar complicaciones como protuberancias blanquecinas o rojizas en el abdomen, olor fétido y fiebre, puesto que son síntomas de infección en el ombligo.
Errores comunes que debes evitar
- El uso de ombligueras en contraindicado puesto que tienen un efecto contraproducente en la cicatrización, además de que suelen lastimar a los bebés.
- Emplear fajas es el peor error de todos, ya que genera efectos secundarios como vómitos. Además, son muy incomodas.
- Los algodones mojados suelen dejar restos de los mismos al utilizarse en heridas, siendo un gran foco de infección. Debes evitar a toda costa utilizarlo, mejor opta por gasas estériles.
- Nunca arranques el cordón umbilical, por ningún motivo ni en ninguna circunstancia; debes dejar que se caiga solo.
- La gasa del apósito siempre debe estar seca, nunca la coloques humedecida con agua, antiséptico o alcohol, ya que puede causar irritación.
- No utilizar antisépticos de color, ya que contienen yodo y pueden ser dañinos para tu bebé.
Recuerda que, como padres, velamos por la seguridad de nuestro recién nacido. Por ende, debes procurar proporcionarle los cuidados necesarios para cada una de sus etapas y darle mucho amor en todo momento.